Proyecto Chemtrails.
“Chemtrail” es un neologismo compuesto por la unión de dos palabras inglesas: chemical (químico) + trail (rastro, estela). La traducción más ajustada sería la de “rastro químico”.
El término fue creado en Estados Unidos a finales de los ´90 cuando algunas personas detectaron que sus cielos estaban cambiando, que algo raro ocurría en ellos, y comenzaron a denunciar a gritos que ciertos aviones, determinados días, estaban fumigando algo encima de sus cabezas.
También existe otro fenómeno llamado “Contrail”, derivado de las palabras “condensation” y “trail”, que a diferencia de los Chemtrails, son nubes de condensación normales, despedidas desde los motores de los aviones, que sólo pueden formarse a altitudes muy elevadas (usualmente sobre 8 kilómetros de altura) donde el aire es extremadamente frío (-40° C).
Se supone que fue en Estados Unidos donde comenzó a desarrollarse este experimento porque sólo se veían chemtrails en sus cielos. Pero a los pocos años, empezaron a avistarse fenómenos similares en otros países desarrollados de América y Europa; hasta que bien entrada la primer década del 2000, la gran mayoría de los países observaban extrañados cómo aviones no identificados, sin logotipos reconocibles, fumigaban los cielos regularmente, persiguiendo rutas aparentemente caprichosas.
contaminacion
El fenómeno chemtrail se ha constatado en los cielos de casi todo el planeta, excepto en Japón y Rusia, donde, se dice, no se ha visto o documentado. Actualmente, hay una gran comunidad de “skywatchers” (“observadores del cielo”) en todo el mundo, fotografiando, filmando y denunciando operaciones secretas de fumigación clandestina sobre las poblaciones civiles.
Muchos de nosotros hemos visto aviones desparramando estas “nubes químicas” a baja altura sobre nuestras ciudades, sin poder comprender precisamente de qué se trataba. Pero las fumigaciones no se realizan sólo sobre poblaciones, sino que también se hacen sobre territorios despoblados, donde cultivamos nuestros alimentos, contaminando las siembras y el agua que bebemos o con la que después cocinamos.
En estas fotos tomadas en los pirineos, podemos comprobar cómo se entrecortan las estelas, cómo se ensanchan y lo que es más aterrador, cómo se desdoblan, lo cual es indicio de que realmente fumigan algo.
En esta fumigación a muy baja altura sobre Italia, vemos cómo estas estelas – que para la NASA y la “ciencia oficialista” son “estelas de condensación normales”- no salen de los motores. Nuevamente queda demostrado el engaño que desde hace décadas el mundo soporta.
¿Qué sustancias componen los chemtrails?
Una buena parte de las sustancias que componen los chemtrails han sido identificadas: además de sustancias como bario, aluminio, polímeros (que contienen silicio) se ha encontrado un cocktail de fuel del tipo JP8 + 100, mezclado con 1,2 Dibromoetano. Este pesticida químico fue prohibido en 1983 por la Agencia para la Protección del Medioambiente de EEUU (EPA) como un cancerígeno y una toxina química. En la foto puede verse un arco iris formado por dibromoetano.
La refracción o fluorescencia que se observa en la foto en un área de nubes ocurre por la caída de las sustancias de los chemtrails. En la foto abajo nubes brumosas por encima de los árboles muestran partículas mezcladas con etileno dibromida. Si ves algo así, no te acerques, no entres en contacto con la sustancia, ya que el etileno dibromida es altamente tóxico incluso en pequeñas dosis.
También se han encontrado glóbulos blancos y rojos, y células de tipo no identificado en las muestras extraídas de los chemtrails. Esas células parecen estar disecadas o congeladas e introducidas dentro de las fibras microscópicas
La fuerza aérea de los Estados Unidos admite realizar acciones rutinarias de “dumping” (“vertido”) de fuel de JP8 altamente tóxico, y usar “negro de carbón” para la modificación del clima. De acuerdo con un estudio reciente de la NASA, el “negro de carbón” es un núcleo muy efectivo en torno al cual se puede condensar el vapor, formando una cubierta nubosa inducida artificialmente.
¿Cuáles son las consecuencias?
La exposición a estas sustancias puede provocar los siguientes síntomas: problemas en el tracto respiratorio, dolores de cabeza, sinusitis, hinchazón de las glándulas linfáticas, tos, incapacidad respiratoria, fallo respiratorio generalizado, daño al corazón y al hígado.
El EDB produce una severa irritación pulmonar. Al material que se adhiere a edificios y coches, como resultado de las fumigaciones en EEUU, le llaman “viscosidad marrón”, a falta de un nombre mejor. Es casi imposible remover esta sustancia con agua y jabón y se ha demostrado que es altamente tóxica cuando se entra en contacto directo con ella.
¿Qué hay detrás de los Chemtrails?
Hay al menos tres hipótesis sobre los proyectos que podrían estar siendo llevados a cabo en relación con los chemtrails:
1) La primera hipótesis (y la más benévola, por cierto) esgrime que el proyecto Chemtrail, también llamado “Proyecto Escudo”, sería un proyecto consensuado por los gobiernos más poderosos en forma secreta, de espaldas a la ciudadanía, basándose en los estudios de un panel de “expertos” que asegura que las emisiones de Ce O 2 y el efecto invernadero están ocasionando un cambio climático peligroso en la Tierra, y que, de no ponerle freno, el planeta sufriría en pocos años cataclismos que nos llevarían al borde la destrucción como especie. Para no instalar el pánico y perder el control sobre la población, habrían decidido, de forma secreta y desde hace años, poner en marcha este proyecto de carácter preventivo.
2) La segunda hipótesis vincula los chemtrails con experimentos de guerra biológica relacionados con la propagación de patógenos producidos en laboratorio. El gobierno de EE.UU. ha utilizado a poblaciones, dentro y fuera de su territorio, para experimentar con armas químicas y biológicas.
3) La tercera hipótesis habla de proyectos relacionados con la modificación climática; entre ellos, el más importante, el Proyecto HAARP . Es de público conocimiento que uno de los principales objetivos militares de Estados Unidos, desde la Segunda Guerra Mundial, era llegar a dominar el clima para el año 2050. En un estudio de investigación de las Fuerzas Aéreas de EEUU, “Weather as a Force Multiplier” (“El Clima como un multiplicador de Fuerzas”), que se publicó en Agosto de 1996, siete oficiales militares norteamericanos subrayaron cómo el HAARP y la germinación aérea de nubes desde los aviones cisterna, permitiría a las fuerzas Aeroespaciales de los Estados Unidos “poseer el clima” (“own the weather” - tal como aparece en el informe) para el año 2025. Entre los objetivos deseados estaban el “Aumento de las tormentas”, la “Modificación de tormentas” y las “Sequías inducidas”. Según ese informe, “en los Estados Unidos, la modificación del clima será con toda seguridad una parte de la política de seguridad nacional con aplicaciones domésticas e internacionales”.
Puede ser que una de estas tres hipótesis sea cierta; puede ser que cada una de ellas contenga un fragmento de la verdad. Lo cierto es que todo se nos hace mucho más invisible de lo que pensamos. Son asuntos realmente complejos, que entrañan información confidencial, muy difícil de demostrar, por lo que tampoco se ha generado mayor alarma social. Mientras tanto, encontramos reconfortante entretenernos con las banalidades y la frivolidad que se nos vende por televisión cotidianamente, y que nos impiden abrir los ojos a las cosas verdaderamente importantes.
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